CASUS BELLI DE UNA HORMIGUITA
Somos hormiguitas ante gigantes empresariales que se aprovechan de la globalización y de los nuevos hábitos de consumo para pisotearnos como lo que somos, hormiguitas.
No les basta con alienarnos laboralmente, con todo lo que ello implica. No les basta con haber puesto contra las cuerdas al pequeño comerciante, al negocio local que le daba una razón de ser a la vida de barrio, contribuyendo a la impersonalización de pueblos y ciudades.
Ahora pretenden imponernos sus criterios, sus políticas de empresa y sus abusos aun cuando somos los que les hemos hecho ser grandes, siendo clientes suyos, comprando sus productos y contratando sus servicios. Ya no somos los clientes que siempre tienen la razón, el que paga ya no manda. Ahora somos hormiguitas.
Este blog pretende ser una denuncia social, en parte personal, de los abusos de estos gigantes. Un toque de atención. Cualquier gigante debe saber que un buen puñado de hormiguitas, si se lo proponen, son capaces de desmenuzar a la criatura más hercúlea que habite sobra la faz de la tierra. La revolución de las hormiguitas.
¿Servirá de algo? Sinceramente, no creo. Soy muy escéptico. Seguramente cualquier empresa que acabe apareciendo por este blog dispone de una amplía y surtida colección de quejas en RRSS, reseñas negativas en distinas plataformas y webs y reclamaciones en los distintos Servicios Territoriales de Comercio y Consumo. Y aun así, sus balances anuales arrojan unos beneficios in crescendo que parece no tener límites.
Eso sí, esta hormiguita se ha plantado. Yo pago, ergo yo mando, ergo yo tengo razón, ergo aquí la única política que vale es la mía. Y al gigante que no le parezca bien, ya puede poner en movimiento sus pies de barro y salir de mi hormiguero.
No les basta con alienarnos laboralmente, con todo lo que ello implica. No les basta con haber puesto contra las cuerdas al pequeño comerciante, al negocio local que le daba una razón de ser a la vida de barrio, contribuyendo a la impersonalización de pueblos y ciudades.
Ahora pretenden imponernos sus criterios, sus políticas de empresa y sus abusos aun cuando somos los que les hemos hecho ser grandes, siendo clientes suyos, comprando sus productos y contratando sus servicios. Ya no somos los clientes que siempre tienen la razón, el que paga ya no manda. Ahora somos hormiguitas.
Este blog pretende ser una denuncia social, en parte personal, de los abusos de estos gigantes. Un toque de atención. Cualquier gigante debe saber que un buen puñado de hormiguitas, si se lo proponen, son capaces de desmenuzar a la criatura más hercúlea que habite sobra la faz de la tierra. La revolución de las hormiguitas.
¿Servirá de algo? Sinceramente, no creo. Soy muy escéptico. Seguramente cualquier empresa que acabe apareciendo por este blog dispone de una amplía y surtida colección de quejas en RRSS, reseñas negativas en distinas plataformas y webs y reclamaciones en los distintos Servicios Territoriales de Comercio y Consumo. Y aun así, sus balances anuales arrojan unos beneficios in crescendo que parece no tener límites.
Eso sí, esta hormiguita se ha plantado. Yo pago, ergo yo mando, ergo yo tengo razón, ergo aquí la única política que vale es la mía. Y al gigante que no le parezca bien, ya puede poner en movimiento sus pies de barro y salir de mi hormiguero.
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